Análisis sobre la novela ¨ Mientras Agonizo¨ de William Faulkner (página 2)
Esta novela casi
experimental creó escuela y las
letras hispanas siguieron trabajando el género,
como puede descubrirse en la obra del argentino chileno Manuel
Rojas y de los mexicanos Juan Rulfo o
Carlos Fuentes. El
hecho de que tras la Guerra Civil
española cayera la censura sobre Faulkner, hizo que su
obra —que había empezado a traducirse en 1930—
tardara en publicarse de nuevo, pero aun así, muchos
escritores tanto en el exilio como en España
reflejan su influencia como Luis Martín Santos y, por
supuesto, Juan Benet.
Las obras de Faulkner, que habían permanecido
durante un largo tiempo lejos
de las imprentas, comenzaron a reeditarse y empezó a
considerársele no ya como una curiosidad regional sino
como un gigante literario cuya mejor escritura iba
mucho más allá de las tribulaciones y conflictos de
su tierra natal.
Sus logros fueron reconocidos internacionalmente. Continuó
escribiendo, tanto novelas como
cuentos, hasta
su muerte en
Oxford, el 6 de julio de 1962.
Entre sus obras principales se encuentran Mientras
agonizo (1930), Luz de agosto
(1932), ¡Absalom, Absalom! (1936), Los
invictos (1938), El villorrio (1940), Desciende
Moisés (1942), Intruso en el polvo (1948), Una
fábula (1954), Premio Pulitzer de (1955), La ciudad
(1957), La mansión (1959) y Los rateros
(1962), también ganadora de un Premio Pulitzer.
De esta extensa creación literaria será
sólo, Mientras Agonizo, el tema fundamental de
análisis de este trabajo.
Faulkner, en él, nos relata la historia de la familia
Bundren: Addie Bundren, mientras agoniza ha pedido que la
entierren con los suyos en el cementerio de Jefferson, la ciudad
donde nació. La familia se
dispone a cumplir sus últimas palabras. Ese viaje
fúnebre por el mítico territorio sureño trae
consigo la locura de Darl, las ansias de Vardaman por un tren de
juguete, el accidente de Cash por la destrucción del
puente, la pérdida de las mulas, el anhelo por parte de
Anse de conseguir una dentadura postiza, Dewey Dell quiere
obtener un medicamento en secreto; y el hedor del cadáver
arrastra consigo muchas auras a causa de su
descomposición.
«Algunas veces la técnica arremete y se
apodera del sueño antes que el propio escritor pueda
aprehenderlo. Eso es tour de force y la obra terminada es
simplemente cuestión de juntar bien los ladrillos, puesto
que el escritor probablemente conoce cada una de las palabras que
va a usar hasta el fin de la obra antes de escribir la primera.
Eso sucedió con Mientras Agonizo. No fue
fácil. Ningún trabajo honrado lo es…La
composición de la obra me llevó solo unas seis
semanas en el tiempo libre que me dejaba un empleo de doce
horas al día haciendo trabajo manual.
Sencillamente me imaginé un grupo de
personas y las sometí a catástrofes naturales
universales…con una motivación
simple que le diera dirección a su desarrollo.
»
El personaje protagónico de esta novela es toda
la familia Bundren, en ella intervienen una Addie, la madre, que
al borde de la muerte
sigue de cerca los preparativos para su futuro descanso, es una
mujer que no ha
podido separar de sí las palabras de su padre,
según el cual «la finalidad de la vida era
prepararse para estar muerto durante mucho tiempo»
depositándole a la obra una carga existencialista. Anse,
marido de Addie y padre de los muchachos, se manifiesta como una
persona
egoísta, aprovechada, no se aprecia en él un buen
padre y su mirada siempre está perdida como tratando de
escapar de los problemas que
al parecer son mínimos.
Tampoco gusta deber favores y no tiene una buena
dirección de la familia. Cahs es el primogénito, se
dedica a construir el ataúd donde será colocada su
madre una vez muerta. Jewel por su parte es un hombre que
responde por su oscura infancia y su
carácter es elemental, violento, con
frecuencia es llamado con el sobrenombre de ¨ cara de palo
¨. Dewey Dell es la única hija de la familia, la une
un gran afecto hacia su madre, es astuta y se torna desesperada a
causa de su secreto. Darl se vuelve loco por la pérdida de
su madre por lo que se manifiesta una involución desde el
punto de vista de su estado mental.
Finalmente se puede apreciar a Vardaman, el más
pequeño de todos, todavía un niño que sabe
guardar el secreto de su hermana, que sueña con el tren
que nunca ha tenido al estar en la ciudad y en el que parece ir
naciendo, por su forma de expresarse, rasgos de una futura
locura.
Cada uno de estos personajes principales son
acompañados por otros secundarios (Cora, Tull, Peabody,
Samson, Whitfield, etcétera) necesarios para el escritor
pues permiten tener una visión exterior de lo que sucede
con la familia. Estos manifiestan su psicología mostrando
otros criterios de lo que ocurre, por otra parte no podemos
olvidar un símbolo (leif motive) que desaparece con el
nacimiento del conflicto: la
sierra, la cual nos refresca constantemente la proximidad de la
muerte de Addie.
Faulkner en el viaje de carácter bíblico y
épico de la familia Bundren hace gala de su crudeza
habitual y muestra los
despojos de la humanidad entresacados de una clase social a
la cual se ha denominado dirt farmers (pequeños
propietarios campesinos), rednecks (¨ cuellos rojos
¨, por haberse quemado trabajando al sol), poor whites
(blancos pobres) etcétera, lo que constituirá el
asunto de la creación literaria. Él, junto a otros
autores, ha descrito detalladamente su degradación a la
cual ningún barniz de civilización ha recubierto
piadosamente. Ha fijado su atención sobre el clima de ese
primitivismo, mostrando hasta que punto el atraso
económico y social ha podido torcer las mentes de esta
gente sometida al acatamiento servil de una religiosidad estrecha
que no permite cuestionarse el rumbo ni las normas de sus
vidas, en una región llamada significativamente ¨ el
cordón bíblico ¨ donde, no obstante, se
producen flagrantes contradicciones entre los principios
abstractos y la conducta real de
los hombres (el pastor Whitfield).
La deformidad interior de los personajes ha sido
enfatizada frecuentemente a través de deformidades
exteriores. En la novela, Anse
es jorobado, Chas, cojo; Darl tiene una mirada desquiciada que
anuncia su locura, y a Addie se le taladra la cara con un
berbiquí. Incluso se emplea el mismo recurso del periplo
grotesco (el viaje) y el resultante contraste entre ambos niveles
de vida, el rural y el poblano dado a través del punto de
vista externo: los Bundren van a Jefferson para enterrar el
cadáver de Addie en su estado descompuesto. El humor negro
con que son tratadas estas situaciones realza, perfila el sentido
de esta degradación y, a la vez amortigua la crudeza del
impacto sobre los lectores, y el propio autor.
Mientras Agonizo, cuyo tema circunda, como hemos
reflejado, en la vida del angustioso mundo sureño, se
descompone en 59 secciones o monólogos interiores que
corresponden en número variable a quince personajes que
así, fragmentariamente, hacen avanzar el hilo narrativo
(técnica del flujo de conciencia). Pero
la historia transcurre como el globo terráqueo: no solo
tiene un movimiento de
traslación –la acción
principal, el accidentado viaje de ir a enterrar a la madre
– sino uno de rotación: la propia historia de los
Bundren, habitantes del condado de Yoknapatawua. Ambas se
corresponden y se desarrollan paralelamente. La multiplicidad de
puntos de vista tiene dos vertientes principales: los Bundren,
que se observan a sí mismos (con frecuentes
flashbacks y disquisiciones –los de Darl sobre todo-
que establecen las relaciones entre ellos) y la de los otros
personajes (recurrentes en la obra Faulkneriana, el doctor
Peabody, por ejemplo ya había aparecido en
Sartoris, solo que allí su gordura era más
discreta, tenía 85 libras menos) que proveen la
visión exterior con la ayuda de la cual el lector se forma
el cuadro completo, tridimensional de los Bundren. Pero
aún así, la información no se nos brinda con candidez,
y precisamente uno de los recursos
utilizados para darle comicidad al relato son las ideas
equivocadas que a veces los personajes se hacen de los
demás (el segundo monólogo de Cora).
Sobre esta familia actúan condicionantes sociales
ya vistos, pero incluso dentro de este contexto alienado, los
Bundren ¨ son raros ¨. En primer lugar, son más
pobres que los demás (en parte por la inhabilidad y pereza
de Anse, el cabeza de familia) y este hecho parece ejercer cierta
fascinación sobre la comunidad que se
ve casi en la necesidad de socorrerlos, situación que
explica la constante intromisión de los vecinos en la vida
de los Bundren, y por ende su función de
coro en esta tragicomedia. En segundo lugar la conducta conspicua
de los miembros de a familia: el egocentrismo del padre, la
inflexibilidad y violencia de
Jewel, etcétera, pero, sobre todo la veta de locura que
corre en la familia evidenciada en Darl y, al parecer
también latente en el pequeño Vardaman.
Esta excepcionalidad dentro de la regla hace posible la
verosimilitud del famoso viaje y la erupción de sus
contradicciones internas que provocan al final una
dislocación en el seno de la familia.
Pero, pese a sus miserias, es imposible no detectar
cierto rango épico que el autor imbuye a su historia de
los Bundren, aunque sea en un tono burlón. La familia se
enfrenta muy bien a su destino. La tenacidad de su empeño
–por absurdo que este resulte- eleva a estos hombres y
mujeres, les confiere cierta dignidad
alucinada.
Este tratamiento épico se logra además
siguiendo el estilo bíblico: el viaje en sí,
mientras que el carácter profético se asume a
través de algunas acciones: los
vaticinios de Darl y la salvación del cadáver por
Jewel. El tratamiento está de acuerdo con la
psicología de los personajes y su manera de expresarse,
típicos del ¨ cordón
bíblico.¨
Todas estas cuestiones inciden sobre el centro de
gravedad de la novela: el viaje y la verdadera
significación del mismo. Si bien la decisión de
realizarlo eleva a la familia de cierta manera – a pesar de
sus motivaciones egoístas- por otra parte este es
criticado a través de diferentes personajes (el tío
Billy). A su vez el propio monólogo de la difunta parece
aclarar el sentido del viaje.
«Un artista es un a criatura impulsada por
demonios. No sabe por que ellos lo escogen y generalmente
está demasiado ocupado para preguntárselo. Es
completamente amoral en el sentido de que será capaz de
robar, tomar prestado, mendigar o despojar a cualquiera y a todo
el mundo con tal de realizar la obra. »
Esta novela desde el punto de vista
técnico-narrativo es una verdadera obra de arte donde su
autor cuenta la historia desde la perspectiva de sus personajes,
típico de la novela del siglo XX. Utiliza mudas espaciales
de narrador poniendo en boca de Vardaman, Dewey Dell, Darl, Anse,
Addie, entre otros, el transcurrir de toda la trama mostrando la
psicología individual de cada narrador personaje. Estas
mudas son justificadas pues tienden a dotar de mayor densidad y
riqueza anímica, de más vivencias a la
ficción, se manifiestan invisibles al lector, que se queda
atrapado en la excitación y curiosidad de lo expresado por
la historia.
La obra es testigo de la madurez cultural con que cuenta
Faulkner, de su habilidad para escribir. El texto presenta
una serie de recursos expresivos que le ofrecen belleza y
demuestran el dominio del
autor. Entre ellos podemos citar algunos símiles: ojos
claros como de madera, pelos
revueltos y desgreñados como los de un gallo mojado;
también hay personificaciones como: tierra ciega,
tablón sangrante, una sinestesia, cálida fragancia
y una metáfora: cara de palo, entre otras.
Mientras Agonizo no es tan simple como algunos
han pensado, ni siquiera su propio creador, aunque está
lejos de poseer la densidad de ¡AbsalomỊ … Con
esta novela tiene el rasgo común de plantear el
carácter elusivo de de la verdad, a veces resbaladiza como
un pez, y la desgarrante pesquisa que para un hombre significa no
saber, o ir en busca de identidad.
Esta novela, no es una obra menor dentro de esta narrativa sino
por el contrario una de sus obras mejores orquestadas.
Aunque Faulkner en 1949 recibió el Premio Novel
de Literatura muy
cotizado por los escritores, se mantiene al margen de la fama
porque quería seguir siendo el hombre
bohemio de siempre, el hombre dispuesto a cualquier locura por
preservar su obra. No tenía más deseos ni
sueños.
«Si reencarnara, sabe usted, me gustaría
volver a vivir como un zopilote. Nadie lo odia ni lo envidia ni
lo quiere ni lo necesita. Nadie se mete con él, nunca
está en peligro y puede comer cualquier
cosa.»
Bibliografía
- Colectivo de autores: Revista
Somos Jóvenes. No. 214, Casa Editora Abril, La
Habana, 2003. - Faulkner, William: Mientras Agonizo. Editorial
Arte y Literatura, Ciudad de La Habana, 1978.Bibliografía digital
- Zasurski, Yasen: Literatura estadounidense del
siglo XX. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1929,
TI. - Enciclopedia Encarta.
- Internet. (Enciclopedia Libre)
- Intranet.
Autor:
Arián Laverdeza Reyes
Carrera: Letras #13
Año: 2do
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